sábado, octubre 21, 2006

El señor de los Txumanis

El domingo pasado fue el Nafarroa Oinez de Bera. Nos lo pasamos en grande e hizo un día de primera. Como os imaginareis habría muchas cosas que contar, pero puesto que lo que os quiero relatar pasó al final y ya que mi memoria siempre ha sido un tanto efímera, me centrare en lo más importante.

Mientras comíamos nos dimos cuenta de que a unos dos pasos teníamos una fuente inagotable de diversión. Se trataba de una pendiente convertida en una trampa de barro. La gente que iba caminando sin percatarse de que estaba siendo observada atentamente por un numeroso grupo de personas, el cual crecía a causa del griterío que generábamos, solía acabar con sus posaderas en el suelo al intentar descender por ella. Lo que nos incitaba a gritarle, aplaudirle y a darle la enhorabuena.
En cambio, no pasaba lo mismo cuando conseguían mantener el equilibrio, provocándonos una gran decepción. La mayoría se quedaban de piedra al abuchearles por ello sin saber cual era la causa. La gente que nos veía se acercaba a preguntar que pasaba. Y tras enterarse se quedaba a apoyarnos en nuestra noble causa de aportar nuestro granito de arena en lograr una mayor diversión.

Pero lo realmente sorprendente pasó hacia el final, y creo que estaréis en acuerdo conmigo. Resulta que la gente estaba jugando con una botella de coca cola de 2 litros completamente llena de kalimotxo, como si de una rabiosa se tratase. Quiso el destino que ella acabase a mis pies, por lo que yo sin atreverme a negarme a el la cogi. Muchos de vosotros ya sabéis que puedo transformarme en un tsunami sin grandes complicaciones, pero lo que no sabíais al igual que yo, era que los podía invocar.
Yo, que en ese momento estaba a unos 3 metros del grupo, me dispuse a lanzar la botella a una altura no mayor de 2 metros. Cosas de la vida, la botella quiso caer de boquilla al suelo, lo que provocó la rotura de la misma. No hace falta ser un Stephen Hawking para saber que pasa al suceder esto.
El liquido guardado a presión en el interior de la botella, se proyecto contra el suelo a gran velocidad. Al chocar contra él miles de gotas de kalimotxo se elevaron hacia el aire formando un abanico. Evidentemente ellos al oír el ruido sordo que provocó la rotura de la botella se giraron a mirarme. Y me encontraron con la mandíbula a medio desencajar por la risa al imaginarme que era lo que estaba a punto de suceder.
Las miles de gotas se dirigían hacia ellos. Cuando se dieron cuenta de que era lo que me provocaba tanta risa ya era tarde para huir. Las gotas se mezclaban entre ellos, no dejando a ninguno sin sus 10 gotas sobre la camiseta. Tras todo esto cuando yo ya llevaba mis largos segundos descojonándome alguno que otro comenzó a reírse también, mientras otros tantos se abalanzaban sobre mí.

Hace tiempo que no me reía de tal manera. Difícilmente me enteraba de que sucedía en el exterior rodando por el suelo muerto de la risa. Pero me pareció oír la mención de mi madre en más de una ocasión. No creo que nunca se me llegue a borrar de la mente el momento en el que el Txunami de kalimotxo se abalanzaba sobre ellos mientras me miraban incrédulos.

Ver es creer, señores.

P.D: Nuevo metodo para dejar de fumar

martes, octubre 10, 2006

24h

Son las 23:15 de la noche. Estoy en la uni. Más concretamente en la 24h. ¿Abre fracasado como humano?

P.D: ¿Quién decía no se que sobre la falta de inspiración?